jueves, 23 de abril de 2009

ESPERANDO

Todo se quedó muy quieto y ya nadie sabía que es lo que pasaba. La noche se había vuelto tan silenciosa que sobre saltaba cualquier pequeño ruido que saliera dentro de la oscuridad. Se lanzaban a perseguir ese pequeño ruido como cazador a su presa, sólo por tener en que apoyarse. Se gira la imaginación para percibir a través del manto de la noche algún estruendo que destruya tanta quietud. Lancemos alguna bengala, su estallido nos distraerá. Se ha estado tan acostumbrado a los continuos, uno tras otros, de los acontecimientos por más pequeños que sean que ahora nos sorprende que no hay alguno. Quizás esa tranquilidad es lo natural de nuestras vidas. Las constantes exaltaciones han sido provocadas para alejarnos de está quietud que nos seduce, para no dejarnos ver el propio faro que nos guía. Pero tanto nos han bombardea que ahora necesitamos esas exaltaciones, esos acontecimientos que nos distraigan que llenen nuestro existencia, por más catastróficos sean estos desenlaces. Ya no estamos tranquilos en nuestro propio silencio, necesitamos que las aguas se agiten para descansar el miedo inyectado y esperar el siguiente.
Todos estamos sedientos de encontrar indicios que nos muestren que se acerca un gran ruido. Se ojea página atrás página y no hay nada que nos de esa señal tan esperada. Se rebusca en los rincones y no hay nada, nada con que romper esa quietud. Nos consuela pensar que algo de magnitudes insospechadas está por pasar. No importa si eso se carga con media ciudad y nos pone los pelos de punta. Saciar la sed es lo que vale. Cuando se asido adoctrinado a ver así el paisaje, que se puede esperar.
Esto no será visto con los mismos ojos por todos. Algunos creerán que son hechos cumplidos de sentencias que merecemos. A otros ni les importará; ni siquiera verán que tiene que ver con su vida. Separándose de los muchos, otros pensarán que el cumplimiento de visiones y dichos, hechos realidad, y que eran inevitables. Más escasos, otros verán, la influencia de fuerzas más oscuras que quieren el control de este paisaje. Estos esperan ver como se desplazan estás fuerzas para ir adivinando dónde será su próximo golpe o movimiento. Se los vigila, se hostiga sus reuniones y en sus caras se les grita las consignas. No queremos más sobresaltos en la noche.
Los de visiones, les siguen el rastro letra por letra, línea a línea, haber en que momento se hace la luz para gritarlo exaltado hacia el viento y decir yo fui. No hay duda que supe poner las piezas en el sitio adecuado. No hay más interpretación.
Los muchos, se sentarán tranquilos como espectadores lo verán como hechos de una película que a la hora del té ya no tendrá mayor relevancia. Ir al supermercado hacer las compras, llevar los niños al colegio, ver la televisión, pasear un fin de semana, son su prioridad. Si eso desaparece de un cerrar y abrir de ojos, que importa; ya habrá otro que tome el control y les dé lo que los distrae.
Para los muchos que esperan, como sentencia, quedará claro todo lo que se presente ante sus ojos. Lo aceptaran con una sonrisa en su rostro. Sabrán que es el final de un camino y el inicio de una nueva travesía. La satisfacción será completa. No quedará rastro de los muchos que quedaron atrás. El paisaje renovado será el premio y hay que empezar a disfrutarlo.

Y seguimos esperando que el silencio sea interrumpido. Tanta quietud nos incomoda. Mejor sería disfrutar del silencio y de la dulce espera. Pero no se canse y ni se duerma, porque si lo hace ya no tendrá fuerzas para correr y si duerme, ya no vuelva a despertar.
Disfrute el silencio y no espere nada. Viva el presente.
Paranoia2012

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