EN DÓNDE

El tablero del ajedrez se vuelve incierto. Las fichas se han movido y los oponentes juegan al misterio. Por dónde se abrirán las cortinas para que la nueva bailarina haga su debut. Los contrincantes se miran y se coquetean con sonrisas reprimidas. Ya no es un juego de dos sino de muchos. Unos aflojan y otros ajustan, sin ahorcar. Sin descaro se abandona la jugada que le corresponde para que otro a suma la responsabilidad y ver hasta donde llegan sus artes. A cada lado de los contrincantes están los que incitan y hacen las consignas. Impacientes esperan su turno para tomar sitio en los acontecimientos protagónicos. No aparecerán, si no hasta el momento oportuno.
Mover estás fichas no es sencillo. Tiene que hacerse con mucho cuidado para no estropear el juego. Ambos lados saben a lo que juegan así que de antemano se sabe en que momento se gana y a quien le toca perder. Lo que se cuida es que el juego se perciba como tal a los ojos del mundo. Que mira expectante y que toma partido por uno y por otro, sin saber que por debajo de la mesa nos damos un apretón de manos y después del juego iremos a dar un paseo por el campo. Lo que importa ahora es este juego y que vean que nos enfrentamos como enemigos acérrimos. Distraerlos con todo esto para que no se den cuenta lo que les estamos quitando. Cuando se den cuenta será tarde, para ellos, para nosotros no. Será el inicio de nuestro plan tanto tiempo añorado y que por fin nace.
El clima está donde queremos que esté. Tu rebeldía te salió mejor de lo que habíamos acordado. El otro haciendo el interesado, es perfecto, es buen actor, hasta a nosotros mismo nos engaña. Pero sabe en que punto se quiebra como frágil madera. De nuestros peones ni que decir, son tan buenos en el papel, hasta los bravucones se hacen. Nos dan unos tiritos, pero saben que son como hormigas pateando un elefante. Nos causa más que risas como buen bufón de la corte.
Dónde creen que sería mejor mover nuestra ficha. Por la naturaleza o por nuestra mano. El Medio Oriente está en espera. Es un suspenso de terror, con música incluida y justo cuando crees, que ya pasó, emerge la amenaza y empiezas a correr como film de terror. No te descuides mira a todos lados. Recorre toda tu casa, revisando sus rincones y cierra tus ventanas no te vaya a despertar el aliento de la guerra.
La sombra de la inestabilidad ha eclipsado a Corea. Será el momento preciso para empezar a mover todas nuestras fichas a esa zona o sólo nos quedará hacernos los endebles y ganar más tiempo. La fecha ideal aún nos aguarda. Los planetas no conjugan es su punto, si hoy lo hicieran estaríamos haciendo la mudanza. Pero todavía queda tiempo para el suspenso. Mantener el combustible lleno en vuestros vehículos.
Del oso no hay que preocuparse, cuando inverna es de no temer. Tampoco hay que ir como locos a molestarlo. Antes de invernar se alimentado bien, así que ahora está muy fuerte. De un manotazo puede destruir el tablero si es que no lo dejamos jugar con nosotros. Es un buen muchacho, juega muy bien, pero no me gusta que quiera sentarse en sitio. Cuando juguemos en su sitio, hay que caminar en puntillas para no molestar su sueño. Si despierta, ya saben que hacer. Correr es nuestra única salida a quedar bronceados.
El embajador del cielo. No estamos seguros que lo sea. Conviene creer que a si sea. Nos da poder y control. Pero últimamente quiere asumir el rol que dejo hace tiempo empeñado por el brillo del buen oro y eso no es jugada válida en esta partida. Toma las reglas aceptadas por todos o simplemente sabe el camino, que no será camino al calvario. Si no vuelve, no iremos por el, lo veremos despedirse de los palacios llenos de lujos, del incienso, de los coros angelicales, del misterio de sus palacios y la profanación de sus misterios; y no moveremos ni un dedo.

Pero ya no sabemos por donde iniciar la jugada. Mejor será embriagarnos hasta producir a ciegas un golpe certero, así sea en nuestros propios pies. Ya no importa donde se empiece, lo importante es iniciar el espectáculo. La multitud aclama. Y están esperando a los actores salir a escena. Todos estamos reunidos. No se nos va ni un detalle. Ya es hora. El telón se apertura. El público está hipnotizado. Aplauden.